LA NIÑA VESTIDA DE NOVIA

Cuando era niña y Pocho llegaba a casa lo esperaba siempre con mi vestido de novia en el umbral de la casa. NO era un vestido de novia propiamente dicho, no había velos ni encajes ; era un vestido blanco con margaritas que siempre permanecìa guardado en el baùl de mi cuarto hasta la hora en que sabía que Pocho llegaría de trabajar.

Cuando el momento se acercaba corría desesperadamente hacia el baùl lo sacaba , me peinaba y permanecía impaciente hasta que el metía su llave en la cerradura de la puerta; entonces corría hacia él para asirme de su brazo y recorrer el pasadizo de la casa cono si me estuviera llevando hacia el altar.

Lo recuerdo ahora mirando la foto en que está apoyado contra la pared con la sonrisa de un niño de 60 años...y no puedo olvidar que alguna vez antes de que vinieran todas las pesadillas y el infortunio lo quise y quizás él me quiso siempre, pero también fue siempre demasiado cobarde para luchar por lo que queria, para protegerme de los monstruos....

En esas èpocas aún creia que iba ser una novia a la que alguna vez entregarían en un altar, pero dicen que una mala pesadilla puede cambiar todo un futuro como hizo con el mio. Ahora sé que quizás es muy probable que nunca sea una novia, que nadie quiera tomar el riesgo de acostarse junto a mi y mirarme el rostro el resto de mi vida.

Ya no soy aquella niña que caminaba con Pocho del brazo; ya no creo en principes azules ni en los de ningún color....sólo sé que la vida pasa tan rapido que uno a veces ni se da cuenta y ya estás en los 30 de un solo golpe y te sientes de pronto infinitamente solo o infinitamente imperfecto.

El Dr siempre habla de la próxima vez siempre: de la próxima vez que me enamore , de la próxima vez que ame, y yo suelo mirarlo con una sonrisa triste en los labios porque siento que ese momento no llegará de nuevo...estoy aterrada ante la idea de confiarme completamente otra vez...y aunque me encuentre practicando ahora con mi terapeuta el arte de ser cauta, el terror me invade de volver a pasar otra vez por un abandono como el último....

Me sentía feliz yendo del brazo del Pocho;, me sentía como una pequeña reina, como una dulce princesa que iba al encunetro de un principe encantado, pero ahora veo que hay mágicos caballeros, solo seres humanos con defectos y virtudes con los que uno debe aprender a convivir...y que aún tienen aún tanto que aprender sobre compromiso, lealtad e incondicionalidad..

No sé que habrá sido de ese vestido....

y lo más triste....

es que tampoco sé que habra sido de esa niña

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